martes, 23 de septiembre de 2014

EL INFIERNO.


2221. Con los ojos vendados camino tropezando. Me caigo. Alguien me levanta, tirándome del pelo, y hay voces que me insultan y otras que me defienden.

2222. El infierno es oscuro. Está lleno de gritos, de órdenes secas, de alaridos de espanto y de dolor. Hay olor a pólvora, en el aire, y suenan los disparos en el sitio justo donde pongo atención.

2223. Debo descubrir dónde estoy. El lugar donde me encuentro. Es importante eso.

2224. Estoy atento a todo. Se afina el oído, el olfato. Amarrado de manos y vendado de ojos soy sólo un animal preso y acorralado.

2225. De bruces, en el helado suelo, reconozco el terreno y descubro, frotando mi mejilla, que el piso es de cemento.

2226. Alguien me dice, en el oído, donde estoy.

2227. Un ángel, pienso, y no me siento solo. Hay un ángel prisionero, como yo, traído por error, seguramente, hasta este infierno.

2228. Este cuento es sólo un testimonio. No es un cuento de horror, de modo que diré que pasé algunos siglos encadenado a un muro, algunas veces, y otras sirviendo a los soldados o a otros prisioneros que no podían atenderse por su mano.

2229. Así di de beber a más de algún sediento y, con amor, limpié la sangre seca de cabezas heridas y metí la cuchara de sopa entre los dientes de los que no entendían que había que comer para estar vivo y poder, así,  tener más fuerzas para aguantar la próxima tortura.

2230. Aquello no podía ser eterno. Eso decía yo. "Ya pasará". "Ya saldremos de aquí".

2231. Yo sabía que algún día saldríamos de allí. Que había dos opciones solamente: Morir o quedar vivos.

2232. Yo fui golpeado, tal vez físicamente torturado. No estoy seguro de eso.

2233. Eso me consta. Es lo único que puedo saber. Que puedo contar. Que puedo jurar. Que puedo escribir.

2234. El diablo no vivía en esa parte del infierno y esa fue una suerte, por lo menos, para mí.

HUGO.

2235. El Huracán "Hugo" destroza Puerto Rico (socio asociado en sociedad) y las noticias en la televisión son alarmantes.

2236. Miami tiene tormenta y mucho miedo. Relámpagos, truenos, (como nunca escuchados) y lluvia caliente y tropical.

2237. "Hugo" se dirige a Las Bahamas y pronto estará, aún, más cerca del Estado de Florida.

2238. ¿Que pasará entonces?   Nosotros iremos volando con destino a la Patria cuando caiga, por estos lados la mano de Dios.

2239. Amanece el 19 de Septiembre de 1989 y llegaremos, justo, a la clausura de nuestra última fiesta tras infames barrotes.

2240. Un relámpago quiebra el cielo con una trizadura de kilómetros y un trueno me ensordece por un rato.

2241. Estos vientos barren los automóviles de las calles y derriban las tontas construcciones de los hombres.


2242. Yo escribo mi poema de nunca acabar y pienso en el momento de leer estos versos, cuando sean un libro quemante y vivo.


(Continuará...)

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