domingo, 7 de septiembre de 2014

LA RESURRECCIÓN


1271. No creas que es fácil  regresar de la muerte. Hay que andar un camino de subida. (Ese camino que Jesús subió en tres días). Pero Jesús, era el hijo de Dios y yo, aunque también soy el hijo de Dios, no tenía merecimiento alguno para eso.

1272. No me había ganado, cuando tenía vida, la vida. Nada había hecho por mi vida.
Había trabajado para la muerte y eso había conseguido. La muerte.

1273. Me escapé de las llamas arrastrándome. Los médicos desnudaron mi cuerpo. Lo midieron, lo pesaron, lo fotografiaron. Tomaron mi cerebro, y lo estudiaron. Me llenaron de drogas, de píldoras, de todos los colores, que valían en plata, lo mismo que los vicios que me habían dejado en ese estado.

1274. Yo no entendía entonces, que quisieran matarme, de nuevo, si ya me había muerto.

1275. Y en ese trabajo de asesinarme. Una vez. Y otra vez. Un día una mano distinta tocó mi frente y abrí los ojos.

1276. Un hombre joven, de mirada limpia, estaba inclinado sobre mí. Era un ángel, vestido de blanco, que tenía nombre de persona de esta tierra.


1277. No sé si deba consignar su nombre. No lo sé.

(Continuará...)

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