2149. "Los militares se tomaron el poder" dijo mi vieja
compañera y me sacó del sueño esa mañana.
2150. No alcanzó a llegar la Primavera a mi País de flores y
esperanzas.
2151. La radio se llenó de marchas militares y la Televisión de
uniformes severos.
2152. Por el aire pasaron los aviones, bombardearon el Palacio de
Gobierno, y el olor de la pólvora picante se metió por las ventanas, amenazó
con ahogarnos y nuestras lágrimas, de rabia e impotencia, se confundieron con
las otras que no alcanzaran a llorar los ojos de aquellos que cayeron sin
siquiera saber qué pasaba.
2153. Nadie creyó que eso ocurriría. ¿Por qué nos disparaban
nuestros propios hermanos?
2154. Los militares se metieron en las casas, quemaron libros,
golpearon a la gente.
2155. El Presidente, elegido por el pueblo, caía, acribillado, en
el salón de O'Higgins, mientras se difundía la estúpida noticia que había
decidido la muerte por su mano.
2156. Mis hijos buscaban, en mis brazos, refugio, protección. Su inocencia no les permitía entender que su
padre era lugar de muerte y no de vida.
2157. Un General terrible, acompañado de otros, nos llenó de amenazas
y quiso hacernos creer que nos había salvado de una feroz catástrofe.
2158. Y mientras él hablaba se llenaban de presos los estadios,
las Unidades Militares, y, bajo mi ventana, en mi modesta calle, con el cráneo
partido y las costillas rotas, caían los obreros, modestos, de mi pueblo.
2159. En nombre de la Paz, de la justicia. En nombre del futuro de
la Patria, humeaban los cañones y caía la gente, acribillada, estupefacta, sin
alcanzar o entender que se estaban muriendo porque alguien decidió llamarlos
enemigos.
2160. Yo no pude llorar esa mañana. Y, sin saberlo, por haberme
aguantado tanto llanto, me negué, también, la Primavera y condené mi vida, a un
invierno de lágrimas que nadie ha visto y que dura, me parece, muchos años.
2161. Nos encerraron en nuestras propias casas y apenas nos
permitieron salir a comprar pan.
2162. La calle no era mía. La Patria no era mía. Mi vida no era
mía.
2163. Todas las embajadas se llenaron de gentes que saltaban los
muros buscando protección.
2164. Circulaba una lista de "criminales peligrosos".
Rectores de Universidades. Senadores. Intendentes. Ministros. Decanos de alguna
Facultad. Historiadores. Alcaldes. Poetas. Actores. Artistas. Músicos.
Dirigentes Obreros. Profesores de Escuela.
2165. En las casas de los ricos había fiesta. Se destapaban las
botellas de champagne y se bebía whisky y coca cola.
2166. Alguien me trajo el anillo de bodas de Víctor Jara. Había
sido asesinado.
NOTAS.
2167. Corre mi pluma por el blanco papel de mi cuaderno mientras
mi paso va pisando el Norte.
2168. Tomo nota del tiempo. De como va mi canto y me preparo para
ir al trabajo.
2169. Estamos en Agosto de 1989. Dieciséis años después.
2170. Todavía estoy vivo. Me miro en el espejo. Estoy viejo y
gastado, cansado de la lucha constante y del pasado.
2171. Cansado de temer por mis cosas queridas, incluida mi vida,
mi obra, mi mujer, mis hijos, mi mañana.
2172. Nunca sé si saldré del escenario a casa.
2173. Muchos jamás volvieron. Se perdieron entre el trabajo y el
hogar. Nadie ha dado razón. Un par de cuadras han sido suficientes para que un
hombre nunca vuelva a verse entre la gente.
(Continuará...)
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