viernes, 28 de noviembre de 2014

NERUDA MUERE PARA NACER.


2424. Pablo Neruda se va de esta vida y nace, inmortal, en el corazón de todo un pueblo.

2425. Se fue triste de ver la Patria ensangrentada. Dolido de impotencia se fue nuestro Neruda.

2426. Su Matilde adorada cerró sus ojos y bebió su último aliento en el beso postrero.

2427. El ruido de las balas acompañó su muerte y el estruendo del cañón le dijo adiós.

2428. Caían sus hermanos mientras Pablo moría.

2429. Era una guerra tonta la que había en las calles, porque no puede ser enemigo un hermano.

2430. El mundo conmovido quiso llevarse a Pablo, Pero aquí se quedó. Por propia voluntad se quedó aquí. Junto a su cordillera. Junto a su mar. Junto al amado obrero y al precioso estudiante que caía, abatido, con sus hermosos ojos preguntando por qué.

2431. Pablo moría para nacer, cantando, al mundo de los Libros y a la gran esperanza.

2432. Su cuerpo fue llevado hasta una tumba ajena. No se respetó, entonces, su deseo de dormir frente al mar.

2433. Allá en la Isla Negra, sonando, sus campanas lloraron con el viento esa mañana.

2434. Pablo se fue dolido, triste. "No puede ser" decía, "no puede ser".

2435. Era el mes de Septiembre y no hubo Primavera.

GIMNASIO CUBIERTO DE
PUNTA  ARENAS.

2436. Alguna vez anduve por aquí con mi canto, pequeño en ese entonces, intentando decirle a los hombres que el amor todo lo puede.

2437. Y no fui bien tratado por los jefes de turno.

2438. Sin embargo la gente de este pueblo premió con un aplauso, sincero, mi breve intervención.

2439. Me llevé, entonces, un cariño grande para seguir repartiendo por el mundo.
2440. Luego volví muchas veces, pero no a este sitio.

2441. Volví a este pueblo, pero no a este sitio.

2442. Hoy estoy aquí. Soy el que soy. Tengo una verdad que decir y la diré. Con jefes de turno o sin ellos.

2443. Alguien me ve llegar y corre a ofrecerme su casa, su mano cariñosa, esa que yo canté aquella vez lejana, y que volveré, hoy a cantar.

2444. En este camerino, sólo con mis recuerdos, anoto, en este Libro, que la austral Punta Arenas me recibe con viento, con árboles verdes, con cielo azul y un pájaro.

2445. Un cantor no necesita más para sentirse en casa, por lo menos mientras vibre en el aire la expresión sublime de su espíritu vivo, llamado por los hombres, El Canto.


(Continuará...)

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