miércoles, 18 de febrero de 2015

La Vida El Canto y El Maestro.


INTRODUCCIÓN

Me llamo Humberto Waldemar Asdrúbal Baeza Fernández, nací un nueve de diciembre de mil novecientos cuarenta y dos, según consta en mi certificado de nacimiento y en todos mis papeles legales, incluidos los de impuestos internos y los de preso político.

Soy el hombre que está detrás de Tito Fernández “El Temucano” y lo conozco como la palma de mi mano.

Alrededor de este personaje se ha creado todo un mito y una cuasi leyenda que crece día a día.

Se dice, por ejemplo, que sus genes vienen de las Pléyades y por eso tiene el don de sanar. (Tal vez te parezca loco lo que te digo pero así es, en ciertos círculos).

Se dice que le roba los escritos a cierto compositor y poeta boliviano, o argentino (en eso no se han puesto de acuerdo nunca) y hay, en una ciudad nortina de Chile, quien sostiene que es él quien le escribe las canciones y por lo tanto es el artífice de su éxito.

Se dice que, desde que tuvo un encuentro OVNI, algo le pasó y que trabaja al servicio de una cierta confederación Galáctica.

Dicen, algunos, que pertenece a la Orden Rosacruz y otros que es Hermetista y discípulo de John Baines y por eso conoce métodos, encantamientos y otras cosas con los que manipula a la gente y hace que lo sigan aceptando después de más de cuarenta y seis años de artista profesional.

Dicen que se ha salvado de la muerte en más de una oportunidad, cuando parecía que todo se terminaba allí, y han inventado una serie de cuentos al respecto que tienen relación con aquello de los OVNIS los Rosacruces o el Hermetismo.

El asunto es que Tito Fernández existe; canta, compone, escribe, graba discos, lee y enseña el tarot, es un astrólogo bastante asertivo, dirige un grupo dedicado al esoterismo, viaja por el país, por el mundo y, cuando le preguntan por todas estas cosas, se ríe y no aclara nada porque, según sus propias palabras, “no tiene nada que aclarar”.

Dicen que tuvo un Maestro que le enseñó todo lo que sabe y que, ya fallecido, se manifiesta en él y lo lleva de la mano por los escenarios del mundo.

Yo conozco a Tito Fernández porque es uno de mis yoes y lo he estudiado con especialistas de varias disciplinas, desde las tradicionales, las científicas, las religiosas y hasta las esotéricas.

De tal modo tal vez me confunda un poco y a veces te hable de mí cuando estoy hablando de él pero, para el caso es casi lo mismo.

Creo que este libro te puede resultar interesante y no se si empezarlo hablándote de mi niñez y de cómo nació el personaje, o de cuando mi psiquiatra se suicidó y me abrió, con ese acto, una puerta diferente y de color celeste (asunto que, por supuesto, dio bastante que hablar en algunos círculos) o de cuando me estaban fusilando y terminaron no fusilándome o de cuando, seis años más tarde estaban fusilándome de nuevo y tampoco lo hicieron, etc.

Aunque creo que es mejor aclarar algunas cosas antes de comenzar a escribir la historia de este Yo mío (lo escribí con mayúscula de puro pretencioso) que existe, canta, escribe, y se manifiesta de tan diversas formas.
Así es que voy a empezar por unos de mis Maestros que es el que tiene que ver con la cuestión artística.

Vale decir: de que tuve Maestros, los tuve, y más de uno pero el que tiene que ver con lo esencialmente artístico es del que te voy a hablar ahora porque si hay una verdad es que todo lo que sé se lo debo a él.

También es cierto que se manifiesta en mí cada vez que estoy en el escenario, pero no como una posesión de espíritu ni nada de eso, sino porque allí es cuando su enseñanza debe ser aplicada y, por supuesto, es mía porque él me la legó pero me pertenece sólo porque él la puso en mí y me autorizó a usarla.

No hay misterio en esto porque fui su discípulo y él decidió cuando y cómo debía comenzar a trabajar con sus enseñanzas.

Espero aclarar todo lo que pueda y voy a empezar por la relación y las enseñanzas de mi Maestro en el arte del Canto Popular.


TULIO MORA ALARCÓN

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