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lunes, 17 de abril de 2017

Envejecer es un regalo.


Envejecer es un privilegio, un arte, un regalo. Sumar canas, arrancar hojas en el calendario y cumplir años debería ser siempre un motivo de alegría. De alegría por la vida y por lo que estar aquí supone. No te lamentes de envejecer.
Y es que vivir tiene la peculiaridad de que va de la mano con el tiempo, que hace que en nuestro rostro aparezcan arrugas y que de vez en cuando tengamos achaques. Pero todo eso es el reflejo de la vida, algo de lo que nos podemos sentir muy orgullosos.
Tenemos que agradecer la oportunidad de cumplir años, pues gracias a ella cada día podemos compartir momentos con aquellas personas que más queremos, podemos disfrutar de los placeres de la vida, dibujar sonrisas y construir con nuestra presencia un mundo mejor…

Las arrugas nos recuerdan dónde han estado las sonrisas

Las arrugas son un sincero y bonito reflejo de la edad contada con las sonrisas de nuestros rostros. Pero cuando empiezan a aparecer nos hacen darnos cuenta de lo efímera y fugaz que es la vida.
Como consecuencia con frecuencia esto nos hace sentir molestos e incómodos cuando en realidad debería ser un motivo de alegría. ¿Cómo es posible que nos entristezca tener la oportunidad de cumplir años?
Porque tenemos miedo de que al envejecer perdamos capacidades, porque pensamos en la vejez como un castigo, de manera peyorativa e humillante. Del mismo modo cumplir años nos hace mirar hacia atrás y plantearnos qué hemos hecho durante nuestra vida.

Dar gracias por cada año cumplido

Deberíamos agradecer a la vida la oportunidad de permanecer y de tener la capacidad y la conciencia de disfrutar. ¿Qué sentido tiene lamentarnos y quejarnos por tener posibilidades? ¿No es verdad que daríamos lo que fuese por tener a aquellos que perdimos a nuestro lado? ¿Por qué no le ponemos ganas a la vida y dejamos de disimular nuestro caminar?
Cumplir años debería ser un motivo de alegría. Cada día significan 1440 minutos de nuevas opciones, de maravillosos pensamientos, de cientos de matices en nuestros sentimientos. Cada segundo nos hace más capaces de experimentar y de aprovechar todas las opciones que nos brinda nuestro alrededor.
Cada año es una medalla, una oportunidad para atesorar recuerdos, para hacer nuestros los instantes, para soplar las velas con fuerza y orgullo. Desea seguir cumpliendo sueños, segundos, minutos, horas, días, meses y años… Y, sobre todo, poder celebrarlo con la vida y la gente que te rodea. Que os veáis y os sintáis plenos, arrugados y felices.

Entre la niñez y la vejez hay un instante llamado vida

No te lamentes de envejecer. La vida es un regalo que no todos tenemos el privilegio de disfrutar. Es un frasco de suspiros, de tropiezos, de aprendizajes, de placeres y de sufrimientos. Por eso, en sí misma, es maravillosa.
Y también por eso es imprescindible aprovechar cada momento, hacerlo nuestro, sentirnos afortunados. Acumular juventud es un arte que consiste en hacer que importe la vida de los años más que los años de vida. En definitiva, hacer que nuestra existencia tenga sentido. Envejecer es un regalo.

(Raquel Aldana)


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