Entendemos por cefalea o migraña al dolor que se manifiesta en cualquier parte de la cabeza, en las estructuras que la unen a la base del cráneo, en los músculos y vasos sanguíneos que rodean el cuero cabelludo, en el rostro o en el cuello. Es un dolor de intensidad variable que no discrimina edades ni sexo. De hecho, las cefaleas, en todas sus variables, son la causa más frecuente de consulta en neurología en el mundo.
Generalmente, se distingue entre cefaleas primarias y secundarias, éstas últimas asociadas a otras enfermedades. Son las primarias, que constituyen el 90% de las cefaleas diagnosticadas, las que nos interesan en esta ocasión, ya que afectan al 80% de las mujeres y a más de un 60% de los hombres.
En las cefaleas primarias pueden influir varios factores, ya sea un espasmo o inflamación de los músculos de la cabeza y del cuello o una distensión, tracción o dilatación de las arterias y venas, tanto del interior del cráneo como del exterior. No obstante, en Biodecodificación y Bioneuroemoción cualquier cefalea primaria tiene un sentido biológico tan claro como la invariable existencia de un problema al que la persona afectada pretende encontrar, con dificultad, una solución desde el intelecto. Para esa labor es necesario incrementar la aportación de nutrientes al cerebro, lo que provoca una vasodilatación, desencadenándose consecuentemente el dolor de cabeza al poco tiempo.
Personas que buscan el máximo rendimiento, pero no se sienten a la altura de las exigencias…
Estamos, por tanto, ante un perfil muy concreto de personas que suelen padecer cefaleas primarias. Suelen ser personas evasivas, con tendencia a no afrontar la realidad que les toca vivir, instaladas en la negación y en el “no puedo”, repitiéndose a sí mismas –desde su parte consciente- que no hay problemas y que no vale la pena preocuparse. También personas apasionadas, cerebrales, intelectuales y, por ende, muy mentales. Personas muy perfeccionistas y exigentes consigo mismas y con los demás; con un marcado y permanente afán de superación. Personas inconformistas que registran absolutamente todo a través de su filtro mental, que hacen una interpretación mental de cuanto acontece en sus vidas. Personas que no se conceden el derecho de ser lo que quieren o que se sienten culpables por atreverse a cuestionar a aquellos que tienen mucha influencia sobre ellas.
La más común de las cefaleas primarias es la tensional que se caracteriza por un dolor regular y opresivo alrededor de la cabeza. Suele estar asociada a contracturas musculares y estrés. Habitualmente mejora con actividad física y relajación. Al estar involucrada la musculatura de la nuca y del cuello, nuestra biología nos dice que existe en ellas un matiz de comunicación e impotencia en el contexto de una persona mental y desvalorizada con dificultades para aportar sus opiniones y criterios.
También son primarias las cefaleas Horton, no pulsátiles; pero muy intensas y debilitantes. En este caso, se observa una marcada tendencia a repetirse en la misma zona de la cabeza, generalmente la órbita. Es más frecuente entre los hombres. Expresa biológicamente impotencia y desvalorización intelectual por dar la cara en lugar o en defensa de alguien.
Y, por último, la migraña o jaqueca hemicránea, cefalea de tipo pulsátil que afecta a un lado de la cabeza (izquierdo o derecho), de intensidad moderada o severa, asociada en el 90% de los casos a náuseas y en el 50% de los casos a vómitos. Habitualmente está asociada también a fotofobia e intolerancia a los ruidos. La migraña es claramente predominante en la mujer y se calcula que afecta a entre el 12% y el 16% de la población mundial.
La migraña se caracteriza por la irrupción violenta y repentina de dolores intensos que pueden durar sólo algunas horas o prolongarse durante varios días. Según los síntomas, podemos distinguir entre la migraña clásica con aura (alrededor del 20% de los casos) y la migraña común sin aura (75%)
La aparición de la migraña se asocia una vasoconstricción de las arterias craneales, lo que causa el fenómeno del aura, y una posterior vasodilatación de rebote que es la verdadera causante del dolor.
Conflictos biológicos…
Las personas que padecen migrañas están permanentemente preocupadas, a veces incluso inconscientemente, por algo muy sutil y concreto. Como en el resto de las cefaleas primarias, son conflictos relacionados con situaciones de desvalorización intelectual referida a los más altos valores mentales, espirituales, profesionales, etc.; personas real o imaginariamente desbordadas por las circunstancias.
Es común también ese conflicto biológico de desvalorización intelectual con un matiz de comparación en personas con miedo constante a no estar a la altura, a no cumplir las expectativas. En ocasiones, inconscientemente y por vía transgeneracional, esa desvalorización intelectual es la expresión de un programa de no poder superar al padre o a la figura paterna simbólica (jefe).
Desvalorización intelectual también en personas que sienten la necesidad de ejercer un constante control de las situaciones o de otras personas, que buscan el máximo rendimiento y cargan sobre sus hombros la máxima responsabilidad; pero que sienten que no son capaces de hacer tanto como debieran.
Hay un matiz de impotencia intelectual degradante porque el afectado siente que tiene el cerebro saturado y agotado. Personas bloqueadas que no toman decisiones. También pueden ser personas que, por verdadera necesidad o autoimposición, tienen o sienten que tienen que llevar a cabo muchas tareas al mismo tiempo o en plazos muy concretos y ajustados.
Las migrañas con aura evidencian la existencia de esa desvalorización intelectual; pero en un clima de conflicto visual de los hechos, acontecimientos, actitudes (reales, virtuales o simbólicas) para los que el enfermo no encuentra solución.
Las migrañas frecuentemente están asociadas a trastornos de la visión y la digestión, a no querer ver ni digerir algo que sucede en la vida de la persona que las sufre; angustias y frustración derivadas de una situación ante la que no toma una decisión. Un conflicto, en definitiva, entre los pensamientos, las necesidades y los deseos personales.
Fases de las migrañas…
Las crisis y los síntomas varían según los casos y las personas, si bien su evolución habitualmente sigue las mismas fases. En una primera etapa, horas antes de que aparezca el dolor, se presentan los pródromos: sensaciones o síntomas como irritabilidad, euforia, bostezos reiterados, falta de atención o deseo compulsivo de comer dulces, primer indicio de la creciente demanda de nutrientes desde el cerebro.
Biodescodificación…
Estrés y competitividad están detrás de la mayoría de los conflictos emocionales que nuestra biología expresa en forma de migrañas.
En una segunda fase, aparece el aura, presente aproximadamente en uno de cada cinco casos diagnosticados. En las migrañas con aura los síntomas visuales son muy característicos con la repentina presencia de escotoma centelleante, es decir, la aparición de una zona ciega dentro del campo visual, acompañada de destellos luminosos móviles. En ocasiones, el aura se manifiesta junto con pérdida de sensibilidad y hormigueo en lengua, labios y mejillas, pudiendo llegar a alcanzar, en casos extremos, a la mano y el brazo del lado afectado. En cerca de la mitad de los casos se pueden llegar a presentar deficiencias motoras.
La presencia del aura se prolonga entre 20 y 60 minutos para dar paso a un intervalo inferior a una hora en el que no hay síntomas. Sin embargo, la persona que padece migrañas sabe perfectamente que esa tregua es sólo la calma que precede a la tormenta. Porque, efectivamente, el dolor aparece implacable entre 20 y 60 minutos después de desaparecer el aura. Al principio se manifiesta como un dolor débil; pero aumenta su intensidad poco a poco. Se trata de un dolor que afecta sólo a un lado de la cabeza y suele durar entre 3 y 72 horas. A diferencia de las cefaleas tensionales, el dolor provocado por las migrañas empeora con la actividad física. El enfermo necesita invariablemente retirarse a una habitación oscura y silenciosa en la que permanecer inactivo. El frío, el sueño y el reposo alivian. Si el dolor se prolonga más de 72 horas y no se modera ni durante el descanso ni con la medicación, podemos hablar de un “estatus migrañoso”.
Localización del dolor…
Para decodificar biológicamente la migraña hay que tener siempre en cuenta la zona donde empieza el dolor. Cuando el dolor aparece en la parte frontal de la cabeza, la desvalorización intelectual tiene la tonalidad de no encontrar las soluciones a encarar, querer ganar tiempo o aminorar la velocidad de las cosas para poder organizar el futuro o rehacer planes.
Si el dolor aparece en la parte correspondiente al hueso temporal, el conflicto está relacionado con desamparo (lado izquierdo) o acción (lado derecho) en el territorio. También conflicto de desvalorización intelectual en relación al futuro, aquello que queremos o no queremos ver u oír de nuestro futuro.
En cambio, cuando el dolor aparece en la zona occipital, el conflicto está vinculado con algo todavía pendiente, una situación del pasadoque vuelve a manifestarse.
En Biodecodificación y BioNeuroEmoción también se tiene en cuenta la regularidad de su aparición. Si se repite, por ejemplo, con el ciclo menstrual indica un sentimiento de incapacidad, de no estar a la altura. Si aparece en vagotonía (fin de semana y vacaciones) suele tratarse de personas que no se sienten con derecho a ser felices y a disfrutar de la vida. Aquí entran en juego el Proyecto Sentido y la memoria Transgeneracional, también importantes a la hora de descodificar la migraña pues a veces esta enfermedad es la expresión de programas inconscientes heredados. En líneas generales, se puede afirmar que las personas que son muy mentales manifiestan que en su árbol genealógico ha habido mucho sufrimiento.
Cuando se padecen migrañas lo primero y primordial es estar atento para localizar el conflicto que la ha originado y en qué parte de la cabeza se ha manifestado el dolor. Asimismo, se observa en detalle el síntoma concreto que acompaña la migraña para averiguar qué es lo que no se quiere ver, qué es lo que no se quiere oír o qué es lo que se ve de manera distorsionada. En terapia, se ayuda al paciente a comprender que la migraña está indicando que alberga un conflicto emocional latente del que debe tomar consciencia.
La migraña es un aviso de que la persona debe cambiar cosas en su vida…
La migraña es un aviso de que la persona debe cambiar cosas en su vida; pasar a la acción afrontando situaciones o conflictos de manera distinta, sin bloqueos emocionales, sin desvalorizaciones intelectuales, sin sobrecargarse de responsabilidad. El paciente tiene que darse el derecho a ser y pensar diferente de los demás. Aceptar esas diferencias. Aprender a observar y entender sin sentirse en la obligación de tener que justificar o cambiar nada. Sin culpabilidad por no poder controlar una situación determinada. Sentirse con derecho a tener temores y a tomarse el tiempo necesario para realizar las tareas y digerir las situaciones.
Autor Jesús Casla
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