2202. Once de Septiembre de 1989. El Capitán General de los
Ejércitos de Chile, habla por la Televisión dieciséis años después.
2203. Es el último once que lo veremos amenazándonos.
2204. Se le cae una lágrima y su discurso suena a despedida.
2205. El pueblo de Chile le ganó la batalla, después de dieciséis
años. Con un lápiz y una gran esperanza.
2206. Yo vuelo hasta Miami, la puerta de entrada del país que lo
puso en el poder.
2207. No quiero acusar, pero en este testimonio debo decir que me
parece que fue así.
2208. Es el último “Once de
Septiembre”. Ya no estará más dibujado de calor rojo – fiesta en nuestro
calendario. Pero quedará pintado de color rojo – sangre en el sencillo y
generoso corazón de todo un pueblo.
MIAMI.
(U.S.A.)
2209. La humedad de Miami me hace sentir en un mundo irreal y la
vegetación exuberante me llena los ojos de verde - verde.
2210. Mi paso de cantor, por estas tierras gringas, anda pisando
firme y me siento seguro y entero.
2211. Me siento vivo y creador. El cielo azul. El mar azul. La
graciosa palmera y la niña mulata conforman un poema, de pocas líneas, que no
necesita traducción.
2212. El día es muy bello, aquí en Miami, y la noche tiene
estrellas para regalar al mundo.
2213. Pero en este país todo se vende, incluidas las estrellas,
los pájaros y el aire.
MIAMI
BEACH
2214. Los muslos, generosos, las delgadas cinturas, las cortísimas
faldas, los cuerpos bronceados, los mínimos bikinis, las ávidas miradas de los
hombres y el caminar provocativo de las bellas mujeres, hacen de este lugar el
punto de comienzo para la tonta aventura que terminará, en silencio, en un
cuarto de Hotel.
2215. Kilómetros de playa. Agua tibia, en el mar. Turistas,
turistas y turistas. ¿Es que toda la gente que puebla este planeta viene a
matar su tiempo aquí a Miami?
2216.Yo sé que no es así, pero la playa llena, las calles llenas,
los Hoteles llenos, los aviones sin cupo, parecen que gritaran que el mundo
está en Miami.
2217. Mientras juego con la arena de esta playa, pienso en mis
veinte años, caminando el Norte de mi Chile, imaginando el mundo como una
bolita de cristal dentro de una pecera de agua dulce.
2218. Miami Beach. La gente baila "salsa" en los
pasillos de los centros comerciales y parece que todos se hubieran vuelto locos
de alegría.
2219. Pero yo sé que no es así. Todo esto es muy bello. Pero yo sé
que lo que mueve a esta gente a bailar, a beber, a emborracharse con todo, no
es nada más que el desesperado intento de escapar de sus propios mundos,
grises, donde no existen estas palmeras y donde jamás brilla, ni brillará, el
sol.
2220. Abro los brazos y saludo a la Madre Naturaleza que,
generosa, me envuelve en un abrazo que hoy es de azul intenso, de amor, de nube
blanca y de agua.
(Continuará...)
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