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jueves, 2 de octubre de 2014

LA “LIBERTAD”.


2299. Escuché mi nombre con un sobresalto. ¿Qué significaría eso?

2300. Un soldado me pateó las costillas (ya eran expertos en hacerlo) y me empujó, con la culata de la metralleta, haciéndome trastabillar.

2301. Así llegué a la guardia. Había un capitán y un individuo moreno, de pelo ensortijado, de bigote corto, vestido de civil, que llevaba un montón de papeles en la mano.

2302. “Firma aquí” - me dijo -tendiéndome una hoja del legajo.

2303. - ¿Puedo leer lo que voy a firmar? - pregunté.

2304. Es tu declaración en el interrogatorio me respondió, y no se lee, simplemente se firma, ¿O.K.?

2305. No creo que mi declaración real ocupara más de una carilla, de modo que "eso" no era mío. Pero firmé. Al fin y al cabo era un preso y los presos no tienen otro derecho ni otra obligación que la de luchar por mantenerse vivos.

2306. Después de firmar firmó el Capitán, firmó el hombre de civil y el Capitán me dijo, respetuosamente: "Puedes irte, estás libre".

2307. Me volví hacia el hombre de civil y le pregunté dónde nos habíamos visto antes. - “Tal vez en Panamá” - me contestó sonriendo. Me estrechó la mano y se fue, con el legajo de papeles bajo el brazo.

2308. Pensé, por un segundo, en lo que contendría aquel escrito, en el O.K. de su respuesta, tan poco Chileno, después agradecí a mi madre, saludé a los centinelas y salí, con paso lento, hacia la "libertad".

2309. "Tal vez en Panamá" ¿Qué significaría eso?

CANTO.

2310. Vivo en el quinto piso del Hotel Ritz, en Concepción.

2311. Poca gente conoce la eterna soledad de los Hoteles y piensa que nuestra vida, de viajeros, es envidiable y nos la envidian.

2312. Afuera, las palomas se arrullan y me recuerdan los amaneceres en el viejo "Lancaster" de Valparaíso, el mismo de las primeras páginas de este Libro.

2313. Yo debo volver a sonreír.

2314. Un día perdí la sonrisa, no sé dónde, y aprovechando mi vida de viajero penitente la buscaré hasta encontrarla.

2315. ¿Quién se quedó con mi sonrisa?  ¿Por qué me la robó?, ¿O la perdí, de distraído, simplemente?

2316. Anoche una bruja se metió a mi camarín y me vaticinó los tormentos del infierno.

2317. Desde estas páginas yo niego lo que dijo. No lo acepto. No es así. Y, aclaradas las cosas, no volveré a referirme a ellas, nunca.

2318. A la gente le gusta mi poesía alegre (tal vez me he vuelto demasiado serio) de modo que, no bien recuperada mi sonrisa, echaré a andar por los caminos con una copla viva que pinte de colores el gris en donde esté.

2319. Yo vengo desde la tierra y a la tierra vuelvo cada vez que mi canto se escucha en algún lado, y ¿quién mejor que yo para decirle al mundo que la vida empieza hoy y que es buena y bella?


2320. Toma en tus brazos a la mujer amada, cúidala. No dejes que se vaya, allí está la razón de la existencia y la única verdad que hay que cantar.


(Continuará...)