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jueves, 25 de septiembre de 2014

LA INCERTIDUMBRE.


2284. Así quedé, con la vida agarrada de un hilo delgadísimo, pendiendo de la "suerte" o qué sé yo.

2285. Tirado boca abajo, sobre el frío cemento del Hangar Número Uno, con los brazos abiertos y el corazón saltando, me acordé de mi madre y de su tibio abrazo.

2286. Entonces elevé una plegaria y le pedí la vida.

2287. No me importaba ni siquiera el canto. Sólo quería salir vivo de allí, regresar a casa y comenzar de nuevo.

2288. Podría ser, otra vez, obrero de la construcción, lavador de platos, vendedor de diarios, lustrador de zapatos. Pero, para todo eso, necesitaba la vida.

2289. Entonces se la pedí a mi madre. En silencio. Con los ojos húmedos, confiado. Así supe que viviría y me quedé tranquilo.

2290. No puedo relatar las cosas que puedan ser perjudiciales para nadie. No es esa la idea. La idea es el amor y eso es lo que escribo.

2291. Un día se acabó aquel pasar incierto cuando fui llamado, de viva voz y por mi nombre completo: "¡Humberto Waldemar Asdrubal Baeza Fernández, preséntese a la guardia!"

NOTAS.

2292. Consigno, en estas notas, que a Viernes 29 de Septiembre de 1989 el candidato del oficialismo pasa por la plaza principal de Concepción y es abucheado por el pueblo.

2293. Hace muy poco fue abucheado, también, por la gente del sector en que yo vivo.

2294. No me consta otra cosa, hasta el día de hoy.

2295. Pero por lo que he oído la gente no lo quiere. A pesar de su despliegue de sonrisas. A pesar de la super millonaria propaganda. A pesar de sus múltiples promesas la gente no lo quiere.

2296. Es que el pueblo quiere paz y él no la representa. Es que el pueblo quiere justicia y él no la representa. Es que el pueblo quiere pan y él no lo representa. Es que el pueblo quiere a su representante y él no es el hombre indicado para eso.

2297. Entonces aparecen los gritos, las consignas, las ofensas.

2298. No me gustan las ofensas. Ni en este caso ni en ningún otro. No me gustan los insultos ni las patadas. Mi madre me dio la vida dos veces y no fue para eso.

(Continuará...)

miércoles, 24 de septiembre de 2014

EL INTERROGATORIO.


2243. Camino, intentando mantenerme erguido, mientras alguien me empuja con la dura trompetilla de una metralleta, la que siento, con dolor, en mis costillas.

2244. Escucho todavía, en mis oídos la suave voz de una mujer que me dijo, mientras me metía en la boca un par de pastillas de pésimo sabor. "Ahora te van a llevar a interrogatorio de modo que trágate esto para que te ayude a soportar el dolor".

2245. Podría haber sido veneno. Pero le creí y tragué. Entonces, mientras caminaba, al encuentro de mi absurdo destino, sentí mis manos adormecidas y mi cuerpo ausente.

2246. Fui sentado en una silla (supongo) y alguien me ladró: "¡Pon las manos sobre la mesa que está delante de ti!". Yo respire profundo. Otros "interrogados" me habían dicho que eso era lo primero que hacían.
2247. ¿Cómo te llamas? (Eso era lo segundo) y antes de la respuesta aplicaban un golpe de corriente en ambas manos, para, después, volver a preguntar. Eso me habían dicho.

2248. También me habían dicho que gritara. Que eso ayudaba a soportar el dolor.

2249. (Creo que me lo dijo  el mismo soldado que me llevó hasta allí).

2250. Yo contesté mi nombre, (sentía la lengua estropajosa) y me preparé para el golpe. Pero este no llegó. ¿Cómo se llama tu padre?" etc., etc. Hasta el agotamiento contesté las mismas preguntas. Una y otra vez.

2251. A veces quería llorar y las voces se turnaban para preguntar:

2252. ¿Cómo te llamas? ¿Cómo se llama tu padre?

2253. Llegó un momento en que nada me importó. Ni siquiera la muerte.

2254. Entonces comprendí que no iba a ser torturado. Que no iban a maltratar mi cuerpo. Que debía cuidar mi mente. Tal vez allí apuntaba aquel estúpido interrogatorio.

2255. ¿Cómo te llamas? ¿Cómo se llama tu padre?

2256. La droga que me diera la enfermera no me dejaba pensar.

2257. De pronto estaba llorando. Había sucumbido a la tensión.

2258. Me levantaron del asiento y, con paso torpe, caminé hacia donde me indicaron.

2259. ¿Cómo te llamas? ¿Cómo se llama tu padre?

2260. La venda me apretaba los ojos.  Se había dilatado mi cabeza y se había entumecido mi cerebro.

2261. No sé por qué lo hice, pero cuando me empujaban de regreso al lugar de los presos, antes de salir les di las gracias.

2262. ¿Por qué hice eso? ¿Era tanto mi miedo a la tortura? ¿Fue, eso, cobardía? ¿Debilidad? ¿Agradecimiento? ¿Consecuencia de la droga que me dio la enfermera?

2263. ¿Cuánto tiempo estuve allí? No lo sé.

2264. Un soldado me sacó la venda de los ojos y ví el sol. Ví a los hombres armados y a los otros, sucios y ensangrentados.

2265. De allí en adelante recobré mi derecho natural y no volvieron a cubrir mis ojos.

 2266. No me preguntes lo que ví. De nada serviría contarte eso. Tampoco contribuiría a nada si te dijera lo que ví.

2267. Desde entonces soy sordo y ciego, por propia voluntad.

2268. Volví a mi lugar entre los "detenidos". Drogado, convertido en un tonto, y solo.

VUELVO.

2269. De Miami al Sur. Al Hemisferio Sur. A la Octava Región de mi país, donde el grito del viejo carbonero se escucha en el aire conformando toda una sinfonía con el crujir del yugo y el chirrido de los ejes de la tosca carreta.

2270. Todavía la vida pasa por estas tierras.

2271. Los estudiantes enarbolan sus banderas y marchan en desfile gritando sus consignas.

2272. Pronto vivirá Chile una histórica gesta cuando todos marchemos a elegir Presidente.

2273. ¿QUÉ ES ESO? ¿Cómo se hace? ¿Qué significa?

2274. ¿Se acabará el horror? ¿Se acabará?

2275. Escucho los gritos de los jóvenes y pienso en ellos más que en mí.

2276. Ellos son los hombres del mañana y allí van, marchando, decididos a construirse “su” mañana.

2277. Veo futuros ingenieros, futuros profesores, futuros abogados, futuros médicos, futuros arquitectos.

2278. Esta es Ciudad Universitaria y las consignas, este día de reciente Primavera, hablan de libertad, de justicia, de igualdad.

2279. El viejo carbonero detiene su carreta, en una esquina, y pasa el desfile de jóvenes, vitales, desgranándose por la calle como río de savia nueva, limpia.

2280. El hombre, sucio de carbón, aprovecha el minuto de obligado descanso, para sacarse el sombrero y secarse, con el dorso de la mano, el sudor de la frente.

2281. No entiende. No participa. Mira, calmadamente, a la turba juvenil.

2282. ¿Será Chileno? ¿Vivirá en el mundo del mañana? ¿Será posible que su hijo sea atendido, alguna vez por un médico joven que pasó, por una esquina, un día, enarbolando una bandera y gritando: ¡Justicia! ¡Justicia!?


2283. Yo camino, lento, y siento que algo no anda bien. No sé qué es pero algo no anda bien. No encaja. No calza.. No anda bien.


(Continuará...)

martes, 23 de septiembre de 2014

GENERACIONES.



Marco Antonio: 
...al ver como ha pasado el tiempo en esta fotografía, me hace pensar en nosotros los hijos que venimos de estos dos viejos lindos que nos trajeron al mundo cuando no tenían nada, empezando con una mano atras y la otra adelante; es verdad, es solo la mitad de los del medio que llegamos así. Ese tiempo es el de este poema.....


Yo: 
Ciertamente... historias absolutamente diferentes, pero sentimientos de hijos, todos, agradecidos de tener unos padres que se dieron por entero a su familia... una madre única y mágica y un papa amoroso que nos ama con todo... dando su vida mas allá de lo que "cualquiera" podría entender y eso es innegable...
Afortunados todos, por tener una familia hermosa y loca como la nuestra, con sus altos y bajos y su incondicional amor de todos por todos, cuando haga falta... O No?
Felices de los nuevos que tienen un futuro franco que sabrán tomar con ímpetu y bondad y también felices por aquellos que estamos en la mitad del nuestro, con la bendición de estar contentos y con mas camino , aún , por recorrer y felices por aquellos que ya ven con otros ojos la vida entera (ustedes hermanos mayores) que tienen tanta historia como ya muchos quisieran...
Los amo a todos y cada uno... 
Que linda foto, no crees? Esas dos generaciones que muestran que los del medio son grandes y han dado todo por seguir enteros y sin corromperse, pese a las circunstancias vividas...
Son Tremendos nuestros hermanos mayores... eso no se desmerezca jamás.. abrazos!!!! 

Estoy orgullosa de mis hermanos grandes y de mi hermana chica,... de mis sobrinos del medio y de mis sobrinos grandes y de los chicos... estoy mas que Bendecida de tener los padres que tengo y me siento absolutamente feliz porque a pesar de lo duro del camino que recorrieron mis padres y vivieron mis hermanos, no hubo manera de destruir la bondad de estos corazones y su fuerza y su lucha de cada día por un mundo mejor... por un pais mejor por una familia mejor... todo camino es dificil pero las siembras tendran cosechas generosas y abundantes en amor, exito, felicidad, sonrisas, luz y mucho mas... que perduraran en el tiempo, en cada generación... Para siempre....


EL INFIERNO.


2221. Con los ojos vendados camino tropezando. Me caigo. Alguien me levanta, tirándome del pelo, y hay voces que me insultan y otras que me defienden.

2222. El infierno es oscuro. Está lleno de gritos, de órdenes secas, de alaridos de espanto y de dolor. Hay olor a pólvora, en el aire, y suenan los disparos en el sitio justo donde pongo atención.

2223. Debo descubrir dónde estoy. El lugar donde me encuentro. Es importante eso.

2224. Estoy atento a todo. Se afina el oído, el olfato. Amarrado de manos y vendado de ojos soy sólo un animal preso y acorralado.

2225. De bruces, en el helado suelo, reconozco el terreno y descubro, frotando mi mejilla, que el piso es de cemento.

2226. Alguien me dice, en el oído, donde estoy.

2227. Un ángel, pienso, y no me siento solo. Hay un ángel prisionero, como yo, traído por error, seguramente, hasta este infierno.

2228. Este cuento es sólo un testimonio. No es un cuento de horror, de modo que diré que pasé algunos siglos encadenado a un muro, algunas veces, y otras sirviendo a los soldados o a otros prisioneros que no podían atenderse por su mano.

2229. Así di de beber a más de algún sediento y, con amor, limpié la sangre seca de cabezas heridas y metí la cuchara de sopa entre los dientes de los que no entendían que había que comer para estar vivo y poder, así,  tener más fuerzas para aguantar la próxima tortura.

2230. Aquello no podía ser eterno. Eso decía yo. "Ya pasará". "Ya saldremos de aquí".

2231. Yo sabía que algún día saldríamos de allí. Que había dos opciones solamente: Morir o quedar vivos.

2232. Yo fui golpeado, tal vez físicamente torturado. No estoy seguro de eso.

2233. Eso me consta. Es lo único que puedo saber. Que puedo contar. Que puedo jurar. Que puedo escribir.

2234. El diablo no vivía en esa parte del infierno y esa fue una suerte, por lo menos, para mí.

HUGO.

2235. El Huracán "Hugo" destroza Puerto Rico (socio asociado en sociedad) y las noticias en la televisión son alarmantes.

2236. Miami tiene tormenta y mucho miedo. Relámpagos, truenos, (como nunca escuchados) y lluvia caliente y tropical.

2237. "Hugo" se dirige a Las Bahamas y pronto estará, aún, más cerca del Estado de Florida.

2238. ¿Que pasará entonces?   Nosotros iremos volando con destino a la Patria cuando caiga, por estos lados la mano de Dios.

2239. Amanece el 19 de Septiembre de 1989 y llegaremos, justo, a la clausura de nuestra última fiesta tras infames barrotes.

2240. Un relámpago quiebra el cielo con una trizadura de kilómetros y un trueno me ensordece por un rato.

2241. Estos vientos barren los automóviles de las calles y derriban las tontas construcciones de los hombres.


2242. Yo escribo mi poema de nunca acabar y pienso en el momento de leer estos versos, cuando sean un libro quemante y vivo.


(Continuará...)

jueves, 18 de septiembre de 2014

MAÑANA ME VOY DE VIAJE!!

VIVA CHILE!!!

Si quieres conocer mi hermoso país con el idioma de nuestra gente, aquí esta la mejor exposición que he escuchado, hasta hoy.... Este es mi Chile , este es mi país amado, esta es mi pueblo y este Él es mi Padre..... 
T000000000000000000000


Letra: Tito Fernández, El Temucano.
Musica: Luis Aguirre Pinto.


Recitado:
En San Javier, los viejos  toman
hasta que le flotan los ojos,

Mañana, mañana me voy de viaje,
mañana me voy de viaje.

Voy a echar a andar
por un sendero largo,
verde arena y mar.
y voy a ir enrollando en un ovillo,
pa' guardarmelo en el corazón,
cuando no tenga la cordillera blanca
y me falte el beso rico, 
de mi negra linday buena moza.
A ver si asi no me pierdo caminando por ahi.

Mañana, mañana me voy de viaje.

Voy a pasar un segundo no mas,
cabalgando por la enorme y silenciosa Patagonia,
y entre oveja y ovejero, petróleo y petrolero,
coirón y coironero, ñandú y ñanduero,
voy a inventar la forma de llevarme el viento
p'a que me cante, en las noches lejos, su cueca larga.

Mañana, mañana me voy de viaje.

En Coyhaique me voy a trenzar un lazo,
con el cuero de una vaca "charolé" con pelo y too,
y voy a amarrar, con él,
el camino que baja a Puerto Aysén.
Voy a detenerme ante el "velo de la novia"
y voy a dejar, allí, los recuerdos ingratos
que me anduvieron hiriendo, tamién, alguna vez,
profundo y doloroso el corazón.

Mañana, mañana, mañana me voy de viaje.

Voy a hacerme un chaleco
de cuero de cordero
p'a ver si los fríos del mundo
son capaces de llegarme hasta el pellejo.

Mañana, mañana me voy de viaje.

Voy a llevarme un bote chilote,
con una mitológica leyenda,
y me voy a hacer a la mar, desde un canal,
cantando "seguidilla" y "cueca".
Voy a llevarme la receta
de un "curanto" en Puerto Montt,
una foto en el lago "Llanquihue"
con un pescao, "de este volao", atravesao en el hocico.

Mañana me voy de viaje.

Voy a llevarme, del Sur, una araucaria,
un trozo de volcán,
mi imagen reflejada en las aguas del río Calle Calle
y la mano, generosa y chilenaza,
del amigo que nunca falta por donde uno ande.

Mañana me voy de viaje

Canto.
En el río Calle Calle
se está bañando la luna,
se está bañando desnuda
toda vestida de espuma.

Voy cantando por el río
mientras la luna se baña,
la noche canta conmigo
y yo canto con el alma.

Recitado.
P'tas ¿En qué parte del mundo, por ejemplo,
me voy a poder hacer una chupilca
con vino tinto, generoso,
y harina tostá, recién sacá de la callana?
voy a pedirle un poco a un compadre que tengo por ahí
y la voy a juntar con la del guatón del fundo grande
y me voy a curar hasta las patas.
¡Curao se arregla el mundooooo!
Si tengo que mandarme a cambiar,
¡putas! me voy poh,
pero me llevo a too mi Chile metío, en un paquete,
a ver si un aduanero, intruso y narigón, me lo trajina.

Mañana me voy de viaje.

Canto.
En el río Calle Calle
se está bañando la luna,
se está bañando desnuda
toda vestida de espuma.

Recitado.
Voy a llevarme un trocito del Morro de Arica,
un "chino" de Iquique,
un "jote" de la plaza de Antofagasta,
un "choclo" de Calama, un "pimiento" de Copiapó,
un "pajarete" de Vallenar, un "cura" de La Serena,
un "dulce" de La Ligua, un "choro" de Valparaíso,
un turco de Patronato,
un "pato malo" de la José María Caro,
un "maricón" de San Camilo, un huaso de Talca,
una torta de Curicó, una longaniza de Chillán,
un "mariscal" de Talcahuano, dos copihues del Ñielol.
Voy a llevarme dos espuelas
que canten como campanitas de plata
y un "chamanto" de huaso, de Doñihue,
donde están las viejas que tejen lindo
y por donde, tamién pasé, con mis canciones,
y la gente me quiso.
Voy a llevarme un par de "ojotas" de "gañán",
un "poncho" araucano y un perro compañero.
De esos perros flacos, de esos perros güenos,
de esos perros sin raza reconocía, de esos perros chilenos
de esos que se mueren al lado de su amo, sin una sola queja,
de puro nobles que son,
de esos que no hay necesidad de llevarlos a la peluquería,
a que les corten el pelo, les pinten las uñas,
y les pongan un collar y una correa, en el cogote,
p'a sacarlos, en la mañana, a cagar a la calle.

Mañana, mañana me voy de viaje.

Canto.
En el río Calle Calle
se está bañando la luna,

Recitado.
Voy a llevarme el abrazo bien apretao
de un minero, del carbón, de Lota
y la mirada, eternamente, preguntando
¿Por qué? de sus hijos.
Quiero llevarme un poquitito de sal,
un poquitito de cobre, un poquitito de trigo,
¡putas! un pedacito de mar, con pescador y too,
Quiero llevarme eso, todo eso,
y mucho más que eso.
Quiero llevarme cuarenta versos
que hagan saltar, de gusto, a los Chilenos que viven lejos,
que no tienen de Chile más que un lejano recuerdo
y que viven esperando el ansiado y anhelado regreso.
Quiero llevarme eso, todo eso,
y mucho más que eso.
Toma viejo amigo mi copla nueva,
aquí estoy, con mi herida, cantándote mis versos.
Mañana nadie sabe si seguiré con vida,
¡putas! mañana ni yo mismo sé si cantaré de nuevo.

Te prometí quinientas coplas,
Te prometí quinientas coplas,
el resto ¡carajo! te lo debo.

Todavía no termino (güeón); 
me falta un ¡Viva Chile!
un ¡Viva Chile, grande, 
para empezar de nuevo.
¡VIVA CHILE!


miércoles, 17 de septiembre de 2014

11 DE SEPTIEMBRE DE 1989.


 2202. Once de Septiembre de 1989. El Capitán General de los Ejércitos de Chile, habla por la Televisión dieciséis años después.

2203. Es el último once que lo veremos amenazándonos.

2204. Se le cae una lágrima y su discurso suena a despedida.

2205. El pueblo de Chile le ganó la batalla, después de dieciséis años. Con un lápiz  y una gran esperanza.

2206. Yo vuelo hasta Miami, la puerta de entrada del país que lo puso en el poder.

2207. No quiero acusar, pero en este testimonio debo decir que me parece que fue así.

2208.  Es el último “Once de Septiembre”. Ya no estará más dibujado de calor rojo – fiesta en nuestro calendario. Pero quedará pintado de color rojo – sangre en el sencillo y generoso corazón de todo un pueblo.

MIAMI.
(U.S.A.)

2209. La humedad de Miami me hace sentir en un mundo irreal y la vegetación exuberante me llena los ojos de verde - verde.

2210. Mi paso de cantor, por estas tierras gringas, anda pisando firme y me siento seguro y entero.

2211. Me siento vivo y creador. El cielo azul. El mar azul. La graciosa palmera y la niña mulata conforman un poema, de pocas líneas, que no necesita traducción.

2212. El día es muy bello, aquí en Miami, y la noche tiene estrellas para regalar al mundo.

2213. Pero en este país todo se vende, incluidas las estrellas, los pájaros y el aire.

MIAMI BEACH

2214. Los muslos, generosos, las delgadas cinturas, las cortísimas faldas, los cuerpos bronceados, los mínimos bikinis, las ávidas miradas de los hombres y el caminar provocativo de las bellas mujeres, hacen de este lugar el punto de comienzo para la tonta aventura que terminará, en silencio, en un cuarto de Hotel.

2215. Kilómetros de playa. Agua tibia, en el mar. Turistas, turistas y turistas. ¿Es que toda la gente que puebla este planeta viene a matar su tiempo aquí a Miami?

2216.Yo sé que no es así, pero la playa llena, las calles llenas, los Hoteles llenos, los aviones sin cupo, parecen que gritaran que el mundo está en Miami.

2217. Mientras juego con la arena de esta playa, pienso en mis veinte años, caminando el Norte de mi Chile, imaginando el mundo como una bolita de cristal dentro de una pecera de agua dulce.

2218. Miami Beach. La gente baila "salsa" en los pasillos de los centros comerciales y parece que todos se hubieran vuelto locos de alegría.

2219. Pero yo sé que no es así. Todo esto es muy bello. Pero yo sé que lo que mueve a esta gente a bailar, a beber, a emborracharse con todo, no es nada más que el desesperado intento de escapar de sus propios mundos, grises, donde no existen estas palmeras y donde jamás brilla, ni brillará, el sol.


2220. Abro los brazos y saludo a la Madre Naturaleza que, generosa, me envuelve en un abrazo que hoy es de azul intenso, de amor, de nube blanca y de agua.

(Continuará...)

lunes, 15 de septiembre de 2014

LA ESPERA.


2182. Por debajo de mi puerta, silenciosamente, se desliza un papel, doblado en cuatro. Serían las cinco de la tarde.

2183. Lo levanto, pensando en cualquier cosa y siento miedo.

2184. Alguien garrapateó unas líneas, con tinta roja, y se atrevió a llegar hasta la población, donde un día recibimos, por obra y gracia de nuestro Presidente, nuestra primera casa.

2185. Mis ojos cansados, de la noche sin dormir, se negaban a ver.

2186. “No te asiles, compañero, te necesitamos”.

2187. ¿Quién escribió eso? ¿Quién se arriesgó a morir y llegó con esas líneas hasta donde ya estaba?

2188. Afuera sonaban los balazos y se oían carreras.

2189. Yo ni siquiera había pensado en el asilo. ¿Por qué tendría que hacer eso?

2190. Así empezó la espera y mientras quemaba la nota recibida sentí que había gente conmigo y que no estaba solo.

2191. Reuní a mi familia y les dije: "No me moveré de mi casa, me prepararé y esperaré, porque deben saber que más tarde o más temprano vendrán por mí. Entonces, no sé si volveré. Quiero que sepan eso y que no lo olviden nunca. Mi único delito es haber creído en una idea de justicia. Cuando me lleven me acusarán de horrores que Uds. no imaginan. Nada de eso es cierto. Nada".

2192. No sé si mis hijos entendieron, pero los ojos de mi compañera, se llenaron de lágrimas.

2193. Ninguno me pidió que huyera, que me escondiera, o que corriera. Respetaron mi decisión y, desde estas líneas, pasados tantos años, les agradezco esa prueba de confianza.

2194. Nadie, absolutamente nadie, ha creído en mí, como creyeron ellos, en aquel tiempo de infierno y muerte.

2195. Así comenzó la espera. Me vestí calcetines de lana, zapatos gruesos y gruesos pantalones. Sweater para el invierno, tejido por las manos de mi mujer obrera, y un abrigo pesado, muy pesado.

2196. La Radio y la Televisión difundían noticias escasas y sólo las bandas militares resonaban, en mis oídos, más fuerte que el cañón.

2197. Se acabaron todos los derechos. Y yo esperaba. Se amontonaron los cuerpos de los muertos, detrás de la muralla del Cementerio Metropolitano. Y yo esperaba. Mis hijos no iban a la Escuela. Y yo esperaba. Enfundado en mi abrigo, pesado y grueso, yo esperaba.

2198. Amaneció un día. Amaneció otro. Dormíamos a ratos. Los niños preguntaban. Sonaba la metralla y agujereaba ventanas y paredes.

2199. Dormíamos en el cuarto de baño, abrazando a los niños. Alguna bala loca podría hacerles daño, como mató al hermano de aquel hombre sencillo con el que trabajé, en algún escenario y que una vez, algún tiempo más tarde, me culpó de su muerte, de dolor, nada más.

2200. Once días exactos, después del once, fui llevado al infierno.


2201. Había llegado la hora.

(Continuará...)