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martes, 17 de noviembre de 2015

Esto también pasará.


Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:
- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.
Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total...
Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.
El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:
-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje –el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas –le dijo- manténlo escondido en el anillo. Abrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación-
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...
De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso:
Simplemente decía “ESTO TAMBIEN PASARA”.
Mientras leía “esto también pasará” sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:
-Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
-¿Qué quieres decir? –preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.
-Escucha –dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado.
Entonces el anciano le dijo:
-Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.


- Palabras Que Sanan

martes, 10 de noviembre de 2015

Alma Gemela


Tu alma gemela no es como ninguna otra que hayas vivido. Nunca amaste así. Y punto. Sientes que amas la totalidad de esa persona, aún (o especialmente) sus rincones más oscuros y dolorosos, esos que ella cree que la hacen indigna de ser amada.Sin que nadie te lo haya contado, lo sabes todo de tu alma gemela. 
No hay secretos entre ustedes porque pueden leerse con los ojos del alma. No pueden ocultarse nada.
Eres incapaz de juzgarla. Aunque te haya hecho mucho daño y aunque se lastime, tu corazón no puede juzgarla. No entiendes de dónde te viene tanta compasión de golpe, porque tú no eras así… Pero de pronto te encuentras con esta persona y comprendes y aceptas absolutamente todo de ella. Es posible también que tengan varios encuentros y desencuentros a lo largo de la vida, hasta que los dos estén listos para la intensidad y la entrega que requiere esta unión. Es posible, inclusive, que sin saberlo hayan estado en los mismos lugares al mismo tiempo. Y que hayan pasado por los mismos procesos cuando finalmente se ven, se sienten muy cómodos, como si se conocieran de toda la vida. Es como si hubieran regresado a casa después de un largo viaje. Puede que se parezcan físicamente y también puede que ambos tengan características físicas que nunca les hubieran resultado atractivas en otra persona. 
También es posible que, luego del primer encuentro, se produzcan cambios físicos drásticos en los dos o en uno de ustedes. Pérdida de peso, cambio de hábitos, si uno fumaba deja de fumar u otro cambia radicalmente la dieta. Es como si ambos estuvieran preparándose para ser la mejor versión de sí mismos. También a veces es necesario que, luego del encuentro inicial, los dos experimenten largos períodos de separación. Van a ser los más dolorosos de su vida, pero también los de mayor aprendizaje. Esto sucede para que cada uno pueda poner el foco en lo que sea que tiene que sanar. Si estuvieran juntos, el foco estaría puesto naturalmente en la pareja y el crecimiento personal se dejaría de lado.Pero los dos saben que volverán a encontrarse. Aunque no se lo hayan dicho y aunque nada esté escrito, ustedes tienen una fe nueva que, a partir de ahora, será la fuerza que los guíe.
Es común que entre ustedes haya lo que serían obstáculos para otras relaciones: que vivan en países distintos, que haya una gran diferencia de edad, que uno de ustedes o los dos estén comprometidos en otras relaciones. A veces esto también es motivo de separación entre las almas gemelas. También es posible que uno esté más espiritualmente desarrollado que el otro.
Aún así, sepan que siempre están comunicados porque sus almas lo están. Siempre se acompañan y no es raro que se comuniquen por telepatía. Presten atención, relájense y escuchen… 
El magnetismo que hay entre ustedes es perceptible por quienes tienen la fortuna de verlos juntos. Emanan amor. Quienes los observan en una reunión social separados, cada uno por su lado, pueden percibir el hilo energético que los une. Por mucho tiempo, no sienten la necesidad de hablar de esta relación con mucha gente, ni de formalizarla ni de darle un nombre. Es algo íntimo, ¡es su tesoro! Mirarse a los ojos puede ser una experiencia demasiado abrumadora. Es entrar a otra dimensión, en la que el tiempo no existe. De hecho, suelen pasar dos cosas: o no pueden dejar de mirarse profundamente o no pueden ni siquiera mirarse a los ojos. El encuentro (o reencuentro) con el alma gemela abre el camino espiritual. Y parte de ese camino es encontrar nuestra misión en esta vida. Ese es el gran desafío de las almas gemelas, crecer cada una por separado para poder transformarse juntas y brindar esa fuerza amorosa al mundo. Es un amor que nunca muere. Si están separados, van a tratar de olvidar a su alma gemela, van a tratar de conocer a otra gente y de “superarlo”. Pero no, es imposible, es el amor más grande que hay y sólo puede fortalecerse con el paso del tiempo. En los momentos más oscuros recuerden: este encuentro es un don, vívanlo día a día con todas las emociones y las enseñanzas que tiene para darles.
Eso no quiere decir que no puedan encontrarse con otras almas compañeras y ser muy felices. Es más, es muy probable que lo hagan, porque ahora el verdadero amor, ese incondicional e infinito, es parte de ustedes. Pero el amor que crean con el alma gemela no se acabará jamás. Seguirán buscándose, vida tras vida, hasta encontrarse. Mientras tanto, gocen del amor que vive en su corazón, porque nadie se lleva el amor, les pertenece a ustedes, así que pónganlo donde haga falta. Cultívense y crezcan. Conviértanse en la mejor versión de sí mismos, que cuando uno de ustedes está radiante, el otro recibe esa energía también, aunque esté a miles de kilómetros de distancia. Feliz encuentro 

MD  Luis Dugas