768. La Carmela vino de Puerto Montt y se lió conmigo cuando éramos apenas niños.
769. En estos versos breves (ella da para un libro) quiero darte las gracias, por abandonarlo todo y acompañar esta inquietud que te dejó sola tantas veces y te llevó, en otras, por los más increíbles senderos de esta historia.
770. Y tú aguantaste todo. Hasta la vejación de ser objeto en la casa que nunca tuvimos.
771 Durante muchos años, estuviste a mi lado. Me diste varios hijos y aceptaste a los que yo te traje de algún lugar lejano.
772. Creo que fuiste más mi madre que mi madre. ¿Será posible eso?
773. Desde estas líneas (hoy que no estamos juntos) te saludo con respeto. Una vez más me fuí ¿Te habrás acostumbrado a eso?. Yo escribo este poema y debo confesarte que, a veces, me hace falta tu mano señalándome la senda porque tú la conoces más que yo.
774. Sin embargo estoy vivo, aprendiendo y escribiendo. Me veo con los hijos de ambos y también con los otros. A veces te veo unos minutos y me pregunto cosas.
775. La Carmela vino de Puerto Montt y se lío conmigo cuando éramos, apenas, unos niños.
(Continuara...)
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