Me gusta viajar en tren
sentado en sentido contrario
sentado en sentido contrario
al de la marcha.
Me gusta ver lo que dejo atrás,
mirarlo quizás,
por última vez.
Me gusta viajar hacia lugares nuevos
y descubrir rincones encantados,
pero me gusta viajar
viendo lo que abandono;
para luego, al llegar a la estación,
girarme y descubrir
dónde me encuentro…
Me gusta viajar de noche,
ver por la ventana dormir al mundo,
mientras me escapo a otro lugar.
No huyo, sino me escapo;
no de otros, sino de mí.
La noche invita a buscar en tu interior,
porque cuando ni la Luna
te acompaña iluminando la negrura,
es cuando la luz de tu propia vida
brilla más intensamente
que lo que hay alrededor;
y entonces puedes verlo
con cierta claridad.
Me gusta viajar en tren
porque el traqueteo me conmueve
y me envuelve,
y me invita a deslizarme
a mi interior;
y entonces
caigo en la cuenta
de que mi destino
soy yo.
Peregrino de Sendas
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